Un día en las Torres del Paine

Es quizás la caminata más linda que he hecho en mi vida. Un recorrido para sentir diversas atmósferas: vientos fuertes, lluvias intensas, sol radiante, aire fresco. Nueve kilómetros moliendo pierna, alrededor de cinco horas para llegar a la cima, y la misma distancia y tiempo para volver. Desgastante, exigente, pero con una recompensa inigualable.

El Parque Nacional Torres del Paine, declarado reserva de la biósfera por la Unesco, tiene una extensión que supera las 220 mil hectáreas. Es enorme. Hay mochileros que se quedan una semana acampando por el Parque y tienen el coraje de transitar circuitos que rondan los 90 kilómetros. En sí mismo, es un destino que abarca buena parte del paisaje patagónico: lagos, lagunas, glaciares, pampas, nevados y bosques.

IMG_20180221_090557
Vista de las Torres del Paine desde la entrada del parque.

Para los que prefieren ir al grano o no son muy amigos del camping (como yo), la mejor opción es hacer el full-day a la Base de las Torres, una maravilla natural que se ha convertido en una de las imágenes más populares de la #Patagonia en Instagram (el billete de mil pesos chilenos tiene un dibujo de este paisaje).

Para hacer la caminata de un solo día en el Parque, una buena opción es hospedarse en Puerto Natales, una pequeña ciudad de la Región de Magallanes. No está de más pasar una tarde recorriendo el puerto, ver las aves que sobrevuelan el Golfo Almirante Montt, o disfrutar de los trucos extremos en el skatepark del muelle.

IMG_20180220_201042
Skate park en el muelle de Puerto Natales.

Desde muy temprano en la mañana, salen los buses regulares desde la terminal de Puerto Natales hacia las entradas de acceso al Parque Nacional Torres del Paine (cuestan alrededor de 25 dólares, ida y vuelta). Es un trayecto que ronda las tres horas, en el cual recomiendo dormir para llegar con más energía al trekking.

La única parte desagradable del día fue el precio de ingreso al parque. En temporada alta, entre octubre y abril, los adultos extranjeros deben pagar 21 mil pesos chilenos, que equivalen más o menos a 30 dólares. Los turistas nacionales pagan tres veces menos.

A los pocos metros de iniciar el recorrido, conocí a Julien, un ingeniero francés del que no me despedí hasta el final de la jornada. Creo que a veces es agradable realizar largas caminatas en soledad con la naturaleza, pero otras veces es mejor estar acompañado, mucho más en este parque donde hay tanto para ver, compartir el asombro, charlar de la vida, y tomarse buenas fotos en lugar de solo selfis.

El recorrido comenzó con un leve ascenso hacia montañas de faldas verdes. Aunque era un día soleado del verano austral, con la altura empezaron a llegar lluvias y ventarrones. Sugiero llevar una buena chaqueta o capa impermeable para no tener que llegar empapado a la cima.

IMG_20180221_100935
Inicio de la caminata hacia las Torres del Paine.

Luego siguieron descensos que conducían al río Ascencio y los árboles frondosos que lo bordean. Las cuestas no tardaron en regresar, con senderos trazados en medio de bosque de lenga. Cuando faltaba solo un kilómetro para alcanzar la meta, con Julian decidimos parar a almorzar en uno de los refugios. Creo que no fue mala idea porque el ascenso final es muy exigente, un camino empinado y con muchos obstáculos. Desde abajo se veía a la gente que conquistaba la cima como diminutos soldados de juguete.

IMG_20180221_112809
Río Ascencio.
IMG_20180221_133341
Julien muy cerca de la cima.

Cuando llegamos a la Base de las Torres, a 870 msnm, la neblina hacía imposible verlas en su totalidad. No podíamos creer tan mala suerte: haber caminado cinco horas y no encontrar la anhelada imagen. Pero con Julien decidimos ser optimistas, teníamos una hora para permanecer allí, así que cruzamos los dedos y esperamos.

De repente, aparecieron las tres columnas de granito. Fueron menos de cinco minutos para deleitarse con su majestuosidad. De lo que más me gustó fue ver la luz del sol reflejada en la base rocosa y el viento arrastrando las sombras en la laguna. Recuerdo que mi mamá me decía por WhatsApp que parecía otro mundo. Y sí, es otro mundo.

IMG_20180221_142956
Base de las Torres

Blog publicado inicialmente en la página Viajes Oceanic 2000.

Otto, el perro viajero, llega a Colombia

Otto era un perro callejero más en Argentina. Pasaba sus días en la Plaza Florentino Ameghino de la ciudad de Azul, en el interior de la provincia de Buenos Aires. Su familia la conformaban otros peludos que dependían de la comida en basureros y el cariño efímero de transeúntes.

A la misma plaza, Álber y ‘Ale’ llegaban cada día para tomar unos mates. Otto tomó la costumbre de acostarse al lado de ellos, y ellos empezaron a quererlo de a poquito. En 2014, en una tarde de septiembre, la pareja decidió llevarlo a su casa para darle algo de comida. Otto entraba a la casa y luego se iba. Se negaba a dejar la calle. Así transcurrió un mes, hasta que un día el perro dejó de frecuentar los lugares de siempre.

«Unas semanas después, ‘Ale’ iba caminando por el centro, como a 20 o 30 cuadras de la Plaza Ameghuino. Otto se le acercó y la tocó por la espalda. ‘Ale’ se lo trajo hasta la casa, y ya desde ese momento se quedó con nosotros», cuenta Álber Sala.

El perro errante dejó la calle, sin saber que tiempo después haría de la carretera su nuevo hogar.

IMG-20180205-WA0029
Álber, ‘Ale’ y Otto viajando en la carretera entre Oruro y La Paz, Bolivia.

Álber Sala y Alejandra Pérez son pareja desde 2013. Hartos de solo tener 15 días de vacaciones al año, decidieron emprender una travesía de ensueño: viajar desde Argentina hasta México en moto.

Ahorraron dinero, vendieron los muebles de la casa, se compraron una Honda NX 400 Falcon, renunciaron a sus trabajos, construyeron el ‘porta-pulgas’ de Otto, abrieron una cuenta de Instagram, y salieron hacia el norte.

«Al principio, Otto no quería ir en el carrito sino arriba de la moto. En los primeros 20 kilómetros, había muchísimo viento, y la moto se me iba para todos lados por tanto peso que tenía. Otto no paraba de ladrar, mordía el policarbonato del carrito. Pero al tercer día, ya se subía solo. Ahora solo ladra las primeras cuadras cuando iniciamos algún recorrido», asegura el ‘papá’ del perro.

El pasado 14 de octubre, inició la aventura. Tomaron la Ruta 14 con destino a la provincia argentina de Corrientes, para después conectar con Brasil. Con el pasar de los días, se dieron cuenta que era imposible cumplir con un plan de viaje, que a veces se presentaba la oportunidad de conocer nuevos amigos y quedarse por un tiempo en algún pueblo suramericano. Es un viaje sin afán.

A finales de junio llegaron a Colombia. Cruzaron la frontera de Rumichaca, visitaron el Santuario de la Las Lajas, en Ipiales, acamparon frente a la Laguna de la Cocha, y se dieron una vuelta por los caminos que bordean el Volcán Galeras. Su estancia en Nariño culminó en el municipio de Sandoná.

«Nos ha sorprendido la atención que tienen los colombianos hacia nosotros. Están siempre pendientes si te falta algo o necesitas algo. Son muy amables», asegura ‘Ale’.

IMG_20180627_155938
Otto contemplando el Santuario de Las Lajas, en Ipiales (Nariño).

Otto, como buen perro que se crió en la calle, se ha adaptado con facilidad a la vida nómada. Donde llega se siente como en casa. Y ni hablar de su inteligencia y lealtad: en Machu Picchu, por ejemplo, Otto esperó a sus dueños durante un día mientras ellos hacían el recorrido por la antigua ciudad Inca.

En nueve meses de viaje, esta familia ha dormido en cuarteles de bomberos, una discoteca en construcción, moto-posadas, hostales, casas de familia, fincas, y en su carpa que los acompaña a todas partes.

«En el Salar de Uyuni fue muy gracioso porque estaba todo inundado, y lo primero que hizo Otto fue ir a tomar agua.  No conocía lo que era el agua salada, nunca había ido al mar, entonces hacía unas caras increíbles. Tomó agua una vez, dos, tres, cuatro veces, y ahí ya dejó de tomar», recuerda Álber.

IMG_2651
Otto caminando por el Salar de Uyuni.

La travesía ‘Rodando por la vida, de Argentina a México’ espera cumplirse en dos años. Para sostenerse, ‘Ale’ y ‘Alber’ venden artesanías que ellos mismos elaboran; también, de vez en cuando, hacen voluntariados en hostales o trabajan de manera temporal en restaurantes. A todo eso se suma la colaboración de la gente que abre las puertas de su casa, comparte una cena, o le regala un bulto de concentrado a Otto.

Por ahora van 17 mil kilómetros recorridos, dos cambios de llantas traseras y una delantera, una batería reemplazada, cinco cambios de aceite, dos visitas de Otto al veterinario, y más de XXX nuevos amigos en siete países.

«A los seis meses, cuando íbamos a entrar a Ecuador, me entró una crisis y pensé en regresarme. Empecé a extrañar mucho a la familia, a los amigos, a la comida. Gracias a una videollamada con mis amigas, recibí el aliento para salir adelante. Ir encontrando gente en el camino que te apoya también te da la fuerza para seguir», afirma ‘Ale’.

Foto 05
Álber, ‘Ale’ y Otto en Cochabamba, Bolivia.

«Nuestro lema es ‘que tus sueños sean más grandes que tus miedos’. Siempre incentivamos que se puede viajar con la mascota y que no hay que dejarla en la casa; si uno es cuidadoso y busca las precauciones, puede viajar con la mascota. También fomentamos que la gente ayude a los perritos de la calle, sacando a la puerta un bote de agua o algo de comida», dice Álber.

Otto y su familia estarán por lo menos tres meses en Colombia. Si usted quiere seguir su recorrido y de pronto cruzárselos en el camino, esté pendiente de las redes de Facebook Rodando por la Vida y  Otto el perro viajero en Instagram.

No hay fin del mundo

Ushuaia es conocida como «el fin del mundo». Es una bella postal desde dónde se la mire. Está llena de argentinos que llegaron de otras provincias en busca de mejores oportunidades. También hay personas de otros países de Suramérica que van a trabajar, ganar plata y luego se devuelven a sus tierras. Un salario en una fábrica de electrodomésticos ronda los 2 mil dólares mensuales. La ciudad también funciona como una especie de zona franca.

IMG_20180214_182554
Ushuaia desde el Cerro Arakere.

La gente de Ushuaia dice que cada vez nieva menos, que no es cuento el calentamiento global. Para algunos el invierno es una época dura, de mucho encierro, pero para otros es llevadero. Por estas épocas, en verano, los días son largos, anochece después de las 9. En abril, los árboles se ponen rojizos, dándole nombre a la provincia de Tierra del Fuego.

Este es un lugar lleno de senderos, montañas, lagos, pequeños glaciares, carreteras rodeadas de árboles. Un destino ideal para quienes disfrutan del trekking y el contacto directo con la naturaleza.

IMG_20180216_165911
En algún punto del Parque Nacional Tierra del Fuego.

Lo que más me gustó fue la senda costera en el Parque Nacional Tierra del Fuego, una caminata de 4 horas bordeando el Canal de Beagle y la Bahía Lapataia, en medio de aguas azules que separan a Chile y Argentina. Por esa misma senda se llega hasta el inicio y fin de la Avenida Panamericana, la que recorre todo el continente hasta Alaska.

Nada mejor que terminar una larga caminata comiendo cordero fueguino, una carne que se deshace en la boca.

hdr
Al fondo, el Glaciar Martial.
IMG_20180216_172200
Parque Nacional Tierra del Fuego.

Como es un destino turístico y muy distante, Ushuaia es caro. Cobran todo y todo cuesta el doble. Una buena manera de no gastar tanto es ‘hacer dedo’ para trasladarse a los lugares apartados. Es una costumbre instaurada en la ciudad y el paseo siempre se convierte en una charla amena de intercambio cultural.

El otro día un chileno me dijo que Ushuaia no es el verdadero fin del mundo, que Puerto Williams y Navarino quedan más abajo. El Google Maps le da la razón. Pero luego de estar acá, en el sur del sur, creo que no hay fin del mundo en ninguna parte, a lo lejos siempre se ven más y más cosas lindas por descubrir.

IMG_20180217_154943
En la Laguna Esmeralda.

El paisito

Lo mejor de Uruguay es su gente. Los uruguayos son amables, queridos, gentiles, hospitalarios, conversadores. Dicen mucho «ta», «capaz que», «vijte». Socializan mucho. Arman parches de la nada, casi que no hay desconfianza entre desconocidos. Se la pasan tomando mate y desarrollaron la habilidad de hacer todo con un brazo, porque el otro está ocupado con el termo, el mate y la bombilla.

IMG_20180206_131648
Una uruguaya con su mate en el centro de Montevideo.

La comida en Montevideo es carísima. Un plato cuesta entre 10 y 17 dólares, y no hablo de restaurantes lujosos. Eso sí, sirven mucho (alcanza para dos personas en la mayoría de los casos) y todo es delicioso. Hay que comer asado de tira, chivito, chorizo al pan, hamburguesa de carrito, alfajores, tortas fritas (muy parecidas a los long plays del Pedregal, Nariño), pizza con fainá y gramajo.

img_20180209_134948.jpg
Asado de tira en el Mercado del Puerto de Montevideo.

El pasaje de bus en la ciudad cuesta alrededor de 2 dólares, hay rutas para todos lados y a todas horas, funcionan muy bien. Un arrendamiento no baja de un millón de pesos, sea pieza o aparta-estudio. Hay gente que se gana 680 dólares por trabajar 4 o 6 horas diarias, pero dicen que eso apenas alcanza para vivir con lo justo. El salario mínimo está en 440 dólares.

IMG-20180208-WA0027
Amigos uruguayos y argentinos en el colectivo, luego de asistir a las murgas en el velódromo.

Montevideo es un buen vividero. No es una capital caótica, se deja caminar, es segura, limpia y ordenada.

IMG_20180208_133333
Montevideo desde el mirador de la Intendencia.
IMG_20180206_110618
Palacio Salvo, Montevideo.
IMG_20180207_132257
Estadio Centenario, Montevideo.

Es difícil encontrar un uruguayo que no hable de política, es parte de su cultura sin importar la clase social. Mujica no es tan ídolo como lo es afuera de Uruguay (a varios uruguayos les escuché decir que Mujica vendió el país a las multinacionales), pero en general al viejo lo estiman y la izquierda sigue liderando el país. En el Palacio Legislativo se puede ver a diputados y senadores que parecen vecinos de la cuadra, nada de corbatas. La gente del común participa en serio en los debates de interés nacional. Y son súper avanzados, ya andan discutiendo el tema de los baños sin género a manera de ley.

IMG_20180208_160240
Parlamento de Uruguay en Montevideo.

La educación es gratuita y universal, desde el colegio hasta la universidad. A todos los estudiantes les dan un computador portátil, la ‘ceibalita’. A un colegio público puede ir gente de distintos sectores sociales. No obstante, la deserción escolar ocurre porque los niños y jóvenes pobres tienen problemas en la casa o el barrio (violencia intrafamiliar, falta de recursos para comprar útiles, drogas, criminalidad, etc). Pero con todo y eso, salir de la pobreza en Uruguay no es una utopía.

IMG_20180212_123428
Amigas uruguayas en Salinas.

Recomiendo los atardeceres en La Rambla de Montevideo. La caminata desde Valizas (una playa hippie) hasta Cabo Polonio. Asistir a una presentación de murgas y comparsas. Nadar en el Río de la Plata en el pequeño puerto de Carmelo. Y hablar, hablar y hablar con los uruguayos, para darse cuenta que «el paisito» está lleno de gente muy grande.

IMG_20180211_105910
Rumbo a Cabo Polonio.
IMG_20180213_103340
Río de la Plata en Carmelo.
IMG_20180210_203555
Parrilla uruguaya.
IMG_20180211_141504
Cabo Polonio.

El escritor que dedicó más de mil libros por culpa de Messi

Un miércoles de Champions, Lionel Messi creó otra obra de arte para su colección: hizo caer a Boateng y picó el balón para dejar sin recursos a Neuer. Segundo gol del argentino y el Barcelona allanaba el camino para superar al Bayern.

Ese mismo día, Hernán Casciari recibió de la imprenta su nuevo libro: ‘Messi es un perro y otros cuentos’, que incluye el relato más ‘viral’ del escritor argentino y que muchos lo han conocido por un video que muestra a un Messi que ‘nunca se cae’ y en el que se escucha a un narrador que lee eufórico el cuento de Casciari.

El escritor vio el golazo de ‘Leo’ en la Champions y sin pizca de meditación anunció que dedicaría todos los libros vendidos hasta el próximo gol del rosarino.

Cuatro días después, siguió el partido contra la Real Sociedad por la Liga BBVA y Messi se fue en blanco, lo que se traducía en más dedicatorias a puño y letra para los libros que fueran vendidos en el nuevo plazo. Vino el partido de vuelta contra el Bayern y en el último minuto Neymar solo tenía que hacer un pase de rutina para que Messi anotara y pudiera darle una mano a la mano derecha de Casciari, pero el brasileño lo arruinó todo.

El escritor gritó al instante en Twitter:

“Por una razón que soy muy hincha del Barcelona quería que Messi marcara, porque además eran fechas de final de Liga y de Champions; y por el otro lado quería firmar rápidamente, pero no pasó en el tiempo que yo tenía previsto, pasó un poco después”, contó Casciari. Mientras esperaba el partido contra el Atlético de Madrid, el escritor ideó un formulario para que los compradores tuvieran una dedicatoria personalizada en el papel. Elegían el saludo, el mensaje, la despedida y alguna otra cosa más como que “el autor perfume el libro con su axila”.

El 17 de mayo, Messi volvió a marcar y Casciari cantó el gol a más no poder. Pero pasada la alegría le esperaba una larga tarea: dedicar los 1.007 libros que fueron vendidos en Orsai, el blog desde donde gestiona toda su obra sin salir de su casa en Cataluña (España).

“Supongo que ya no más el nombre de Messi en la portada de un libro lo hace muy vendible; así que no le puedo adjudicar una razón ni al escrito ni al juego de la firma”, asegura Casciari.

Por más de 10 años, este argentino ha generado una buena comunidad de lectores que semana a semana están pendientes de sus ‘posts’  de “anécdotas mejoradas” con un humor finísimo.

«En general siempre juego mucho con los lectores cuando saco un libro. No publicito un libro en ningún lugar más que en mi propio blog; solamente el contacto personalizado con mis lectores desde mis redes sociales y mi blog. Siempre me funcionó muy bien pero desde esa informalidad. No hay una técnica”.

Desde esa independencia, Casciari dice vivir “bastante mejor que los que trabajan para las multinacionales”; al vender los libros desde su casa, sin intermediarios, el escritor recibe una ‘tajada’ mucho más justa y el lector compra más barato.

Esa constancia para no tener “un jefe con corbata” y no ser “esclavo de la permanencia”, en el fondo, es el único motivo para que una apuesta que incluya a Lionel Messi funcione en el negocio literario, así parezca que nada tenga que ver con nada. Todo hecho en orsay (fuera de lugar), pero sin ningún árbitro que pueda levantar la bandera y decir que los goles de Casciari no valen.

‘Messi es un perro y otros cuentos’ contiene 18 relatos «escritos entre los mundiales de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014», aunque no todos tienen que ver con el fútbol. La garantía es una prosa fluida y chistosa que por ejemplo puede ser degustada en este relato sobre la experiencia de llevar a la hija a un concierto de pop. El libro puede comprarse online y en librerías de Lationamérica y España.

Para que quede más clara la manera en que un escritor consiguió vender más de mil libros en una semana a gente de todo el mundo, este es el video indicado:

Artículo publicado originalmente en Pulzo.com, el 29 de mayo de 2015.